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¿Quién ata al viento?
No hay contexto.
No hay historia.
Solo una pregunta sin respuesta.
Como el viento.
A veces las cosas más simples son las que más nos descolocan. Una pregunta que llega de improviso, sin intención de aclarar nada. Solo aparece. Y se queda ahí.
¿Quién ata al viento? ¿qué piensas?
Porque si te paras a pensar todos vamos por la vida atándonos a algo:
A una idea fija. A una expectativa.
A cómo deberíamos sentirnos.
A lo que otros esperan de nosotros.
A cómo tendríamos que reaccionar.
Y cuanto más nos atamos, más se nos escapa la vida entre los dedos. Como si quisiéramos guardar el viento en una caja. ¿Lo has intentado alguna vez? El viento no se deja.
Pero…¿Y si tú también fueras un poco viento?
Quizá esa emoción que te enreda no necesita una solución. Solo espacio.
Quizá eso que sientes que te ahoga no es más que una historia repetida, que puedes soltar como se suelta un globo en el aire.
No hay una lección aquí.
Solo una invitación suave:
Cuando algo te apriete por dentro, hazte esa pregunta sin esperar respuesta.
¿Quién ata al viento?
Y entonces, a lo mejor, respiras distinto.
Más libre.
Más tú.
Our personal and social experiences, our words spoken to the wind, either complete us or leave us in a general whirlwind. The difficult part is not understanding how we dissipate in the wind, but rather how the hurricanes of other people's problems affect us.
ResponderEliminar(ꈍᴗꈍ) Poetic and cinematic greetings.
💋Kisses💋
Al viento lo canalizas, lo condicionas a que pase por un lugar.
ResponderEliminarComo a nosotros, también nos obligan a la ley del embudo.
Besos.
Somos prisioneros de nuestras emociones y sentimientos.
ResponderEliminarTal vez tendríamos que ser más como el viento y volar libres siempre, detenernos lo justo, como lo hace la brisa de ese viento cuando roza nuestro rostro.
Hay preguntas que son tan libres que no se dejan contestar.
Un abrazo , este que se quede un poco más entre nosotras.🙋😘😘
Buena pregunta, buena reflexión, me viene a la memoria que yo de pequeño no debía ser muy bueno y mi madre para sujetarme un poco me decía que llamaba a la madre del aire, eso ya me hacia parar y tener un poco de temor.
ResponderEliminarEse fenómeno de la naturaleza como otros muchos que nos muestran su grandeza es algo que nos debe de hacer reflexionar.
Feliz semana.
Saludos
Hay que soltar más, es verdad
ResponderEliminarPor eso la tan citada frase: "tan libre como el viento".
ResponderEliminarUn abrazo a través del viento.
Hola Neuriwoman, gracias por tu valiosa reflexión sobre la libertad interior y la tendencia humana a aferrarse. Tienes razón, no puede atarse al viento, como tampoco tiene sentido el vivir atándonos nosotros a expectativas, ni obligaciones autoimpuestas ni mandatos externos. Encontrar respuestas en soltar aquello que aprieta y ahoga, nos abre espacio interior para fluir. Saludos
ResponderEliminarTu pregunta, Neuriwoman, no busca respuesta sino resonancia. Y resuena. Porque el viento, como el deseo, no se deja atar. Se insinúa, se escapa, vuelve. Tu texto me ha recordado que a veces basta con dejar que las emociones pasen como brisa entre los dedos, sin querer retenerlas ni explicarlas. Hay belleza en esa ligereza que propones, en ese juego de encuentros con lo invisible. Gracias por sembrar esta semilla de libertad interior. Hoy, al leerte, he respirado distinto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Pues, con tu permiso, creo que te equivocas. En tus palabras/reflexión sí hay una hermosa lección, aunque quizá no intencionada.
ResponderEliminarGracias por hacernos viento.
Un placer leerte.
me identifico mucho con esta entrada, siempre he vivido muy atado a las expectativas familiares. a medida que he ido conociendo el mundo, he tenido más claro lo que quería y lo que no.
ResponderEliminarabrazos!!
Tu entrada es como esa ráfaga de viento que describes: libre, evocadora y llena de matices que invitan a detenerse y pensar. La pregunta "¿Quién ata al viento?" resuena como un susurro que nos desafía a soltar lo que nos pesa, a dejar de aferrarnos a esas ataduras invisibles que a veces nosotros mismos nos imponemos. Me encanta cómo logras tejer una metáfora tan poderosa con tanta suavidad, invitándonos a ser un poco más viento, a fluir con ligereza y a encontrar libertad en el simple acto de respirar.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe ha encantado y me ha venido muy bien esa reflexión. Un abrazo.
ResponderEliminarCultivar el desapego.
ResponderEliminarGracias
Profunda reflexión uno debe tratar de vivir sin ataduras y miedos. Te mando un beso.
ResponderEliminarUna pregunta muy similar a aquella que en el congreso de ratones deciden poner un cascabel al gato. pero lo complicado fue encontrar un voluntario que le pusiera el cartel al ratón a ponérselo.
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